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sábado, 22 de diciembre de 2012

NOVENA A SAN MARCOS DE LEON PARA UNA PETICIÓN DIFICIL Y DESESPERADA





ORACIÓN PREPARATORIA
(se reza todos los días al comenzar)


Señor Dios omnipotente,
 Creador de todas cosas,
 consuelo de aquellos que,
 arrepentidos de sus pecados,
 cruzan el tempestuoso mar de la existencia.
 
Arca pre­ciosísima que encierra para los buenos,
 tesoros de amor y bienaventuranza,
 a ti vuelve mi alma en este instante feliz
 que consagro a dar principio a la santa nove­na,
 en honor de tu amado evangelista San Marcos,
 suplicándote,
que por méritos de la pasión y muerte
 de Aquel en que tienen todas tus complacencias
 y por los del glo­riosísimo San Marcos,
 que logró la dicha de ser intérprete y confidente
 del Príncipe de los Apóstoles,
 me haga saborear el fru­to que aspiro a conseguir
 por medio de este piadoso ejercicio,
 si fuere de vuestro agrado;
 así como el perdón de mis culpas
 y una vida consagrada
 a tus preceptos en este mun­do,
 a fin de poder recrearme,
 después de mi muerte,
 entre los resplandores de la Ce­lestial Jerusalen.
 
Amén.
 
Bienaventurados los que oyen la pala­bra de Dios
 y la practican.
(repetir tres veces y rezar el Acto de Contrición)


ORACIÓN FINAL
(se reza cada día al terminar)

¡Oh bendito San Marcos!
 cultivador eximio de la fe de Nuestro Señor Jesucris­to,
 terror de los impíos y consuelo eficaz
 de los que oyen tu palabra con fervor cristiano:
 por las conquistas de tu divina predicación,
 con la cual abristeis las puertas del cielo
 a innumerables espí­ritus,
 antes reunidos en las tinieblas de la infidelidad,
 y por tus sagrados júbilos
 cuando terminaste los excelsos relatos
 de la redención del género humano,
 llena de paz mi corazón
 y guía siempre mis pasos,
 por los senderos de la virtud,
 siendo mi in­tercesor ante el trono del Altísimo,
 para que este novenario me alcance la satis­facción
 de todas mis necesidades espiri­tuales,
 y muy particularmente,
 la perseve­rancia en el bien,
 hasta disfrutar la salva­ción eterna.

Amén.
 
Vuestro siervo soy, Señor:
 dadme en­tendimiento
 para conocer lo que queráis que haga,
 y para practicarlo,
 porque ya es tiempo de acreditar mi rendimiento
 más con obras que con palabras.

DÍA PRIMERO

San Marcos, celoso de las verdades Evangélicas:
 tú que en la Ciudad Eterna luchaste sin descanso
 por secundar los esfuerzos de tu digno maestro,
 el apóstol San Pedro,
 para asegurar el reino de Dios en las conciencias;
 tú que de pueblo en pueblo
 fuiste amoroso y elocuente
 llevan­do la Palabra Sagrada como luz,
 a cuyos fulgores no quedaba en las almas
 ni la más remota sombra de la noche del paga­nismo;
 vuelve hacia mí tu protectora ayu­da
 y recibe mis súplicas para que,
 por los triunfos de la Cruz
 y las lágrimas que nuestra Reina y Señora
 derramó en la ca­lle de la amargura,
 sea presentada mi petición ante la divina Majestad
 cuyas grandezas anhelo alabar,
 por los siglos de los siglos.

  Amén.
 
San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.
 
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
 
¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DÍA SEGUNDO

Afortunado San Marcos
 que tuviste la dicha de encontrarte
 entre los primeros que convirtió a la fe de Cristo
 el apóstol San Pedro,
 para ser ardiente defensor
 de la doctrina sublime del Calvario,
 por los re­cuerdos de aquella cruenta escena,
 tan gloriosamente descrita por ti en el Evan­gelio,
 inflama mi corazón con el fuego del amor
 a Nuestro Divino Redentor,
 y a su afli­gida Madre Nuestra Señora de los Dolo­res,
 a fin de que sea dado sobrellevar
 con cristiana paciencia las penalidades de la vida,
 referir todas mis acciones
 al mayor brillo de la Majestad de Dios
 y cantar sus alabanzas,
 aun en medio de los mayores pesares
 para merecer hacerlo un día más cerca
 de los Coros Evangélicos.

 Amén.
 
San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.

¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
 
¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DÍA TERCERO
 
Dignísimo San Marcos,
 Apóstol incan­sable de las verdades celestiales,
 escogi­do del Eterno para extender su santo reino
 sobre la faz del universo:
 por el milagro que al entrar a Alejandría realizasteis,
 ci­catrizando instantáneamente,
 mediante la señal de la cruz,
 la herida que recibió el zapatero Aniano de Alejandría,
 al coser una de sus sandalias,
 para hacerlo primer cristiano fer­voroso
 y después obispo de aquella ciu­dad;
 sana también las heridas que en mi alma
 ha dejado el pecado,
 llevándome entre las borrascas
 del océano del mundo
 al puerto de la Biena­venturanza.
 
San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.
 
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
 
¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marco
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DÍA CUARTO
 
¡Oh Santo Evangelista!,
 mártir sublime
 que por confesar sin respeto humano
 la augusta fe del Salvador,
 sufriste con una soga al cuello ser arrastrado,
 por entre los más horribles peñascos,
 a las orillas del mar,
 préstame las fuerzas necesarias
 pa­ra padecer por mi buen Dios
 las iras y per­secuciones de los perversos
 dándole gra­cias por todas las pruebas sufridas
 en es­te valle de lágrimas,
 e interponiendo los méritos
 de la copiosa sangre que derra­maste
 para fecundar los campos de la piedad,
 y pide a Nuestro Señor
 lo que más convenga a mi salvación.

San Marcos:

 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.


¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!


¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DIA QUINTO
 
Benignísimo San Marcos,
 delicia del Eterno,
 alegría de la Santísima Virgen,
 en­canto de los ángeles
 y regocijo de los jus­tos,
 tú que comprendiste
 al abrir los ojos a la luz del Evangelio
 todos los horrores de las tinieblas del paganismo;
 tú que fuiste el faro de las almas
 en el mar tempestuo­so de la maldad,
 ilumíname a toda hora
 para que pueda huir de las sombras del pecado
 que tan acechante me persigue
 y guiado por tu palabra,
 salve los malignos peligros
 que se oponen constantemente
 al bien de las almas;
 alcanzadme la sin igual recom­pensa
 de llegar rodeada de claridades,
 a las riberas de la gloria.

San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.

¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
 
¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DÍA SEXTO

Después de arrastrado cruelmente
 por los lugares más escabrosos,
 fuiste ¡oh en­vidiable Evangelista San Marcos!,
 ence­rrado en un oscuro calabozo,
 donde el Se­ñor te concedió la gracia singular
 de ser confortado por sus ángeles,
 y de visitarte el mismo Jesucristo
 para ofrecerte con­suelos
 y llamarte al Reino Celestial.
 Vuel­ve desde allá tus ojos hacia mí,
 que gimo en el degradante calabozo de mis culpas,
 y por tu confianza en la misericordia divi­na,
 confórtame con el néctar de su santi­dad
 y alcánzame la dicha de cantar,
 ahora y siempre,
 las alabanzas al Padre,
 al Hijo y al Espíritu Santo.
 
San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.
 
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
 
¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DÍA SÉPTIMO

Horrorizado con mi maldad
 con la cual ofendo constantemente a mi Dios,
 vengo a postrarme ante ti,
 gloriosísimo San Mar­cos,
 para que laves mi corazón
 en la fuente del Evangelio,
 a fin de que mis súplicas sean dignas
 de ser llevadas a la presen­cia del Señor.

 No desoigas mis ruegos,
 ¡oh Santo Evangelista!,
 mira que es débil mi ser
 en la lucha contra las tentaciones,
 y necesito tu poderosa ayuda,
 para vencer el espíritu del mal,
 que me rodea por todas partes,
 interponiéndose en mis caminos;
 en ti espero, en ti confío,
 seguro de que tu protección será mi guía
 para salvar sumi­so y arrepentido,
 los linderos de la vida
 y llegar triunfante a las regiones del Supremo.
 
San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado
 
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
 
¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DIA OCTAVO
 
San Marcos,
 defensa formidable de la Religión del Gólgota,
 fuente inagotable de caridad para saciar la sed
 de los que ansían beber
 el agua de la eterna salud;
 con la fortaleza del león tú venciste a los im­píos
 que haciéndote padecer los tormen­tos más atroces,
 pretendieron impedir la propagación de la fe,
emprendida por ti
 con las armas de tu palabra y tu pluma.

 Emprende igualmente el rescate de mi al­ma,
 sáciame con aquella agua apetecida
 y haz que siempre venza
 a los enemigos de Dios y de la Iglesia
 para ser acreedor y deleitarme,
 por los siglos de los siglos,
 con las melodías de la eterna Sión.

Amén.

San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
 a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.


¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones


¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar El Credo y La Salve.

DÍA NOVENO
 
¡Oh nobilísimo San Marcos!,
 que posees el poder celestial
 de mover los corazones
 inclinándolos hacia lo bueno y justo:
 si es para mayor gloria de Nuestro Señor
 y sal­vación de mi alma
 lo que te he pedido en este novenario
espero me sea concedido
 y libre el espíritu de toda mancha,
 valore mi única fe­licidad en ensalzar a Dios,
 de modo que alimentado
con el sagrado pan del Evan­gelio
 nada puedan contra mí las tribulaciones,
 y firme en la fe de Jesucristo,
 logre el lugar que vivamente deseo
 en el seno de los Justos.

 Amén.
 
San Marcos:
 pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
 para obtener el perdón tan anhelado.

¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!

¡Oh Dios mío!,
 que elevasteis a tu San­to Evangelista Marcos,
 por la gracia de la predicación
 del sacratísimo Evangelio,
 concédeme que me aproveche siempre
 de tu salvadora doctrina,
 y que sea protegido en todo momento,
 por su poderosa intercesión,
 por mi Señor Jesucristo.

 Hacer la petición, La Oración Final
 y rezar tres Credos y tres Salves,
 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

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