María, Madre del
redentor,
implora para nosotros el don de la paz de
Cristo.
Tú diste a luz al Salvador del mundo,
enviado a anunciar la paz a los cercanos y
lejanos
y a reunir a los hombres de toda raza y
estirpe
en una sola familia.
Escucha las súplicas de tus hijos,
por los pueblos que sufren,
haz que pronto claree para ellos
el alba de la
paz y de la vida
nueva.
Virgen de los Dolores,
Virgen de los Dolores,
acuérdate de cuantos son víctimas de la
guerra,
haz que se unan a los sufrimientos de Cristo,
tu Hijo,
ayúdales a seguirlo por el camino del
Calvario,
para descubrir en la Cruz el secreto
de una
vida nueva, no ya sujeta a muerte.
Habla a los corazones
Habla a los corazones
de los responsables de la suerte de los
pueblos,
que trabajen por una paz duradera y benéfica.
Virgen gloriosa,
Virgen gloriosa,
Reina de la paz,
reaviva en todos los hombres la esperanza
del encuentro feliz con Dios,
Señor de la paz y de la vida,
Padre de todos.
Amén.
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