¡Oh Niño Jesús!,
yo recurro a Vos,
y os ruego por Vuestra Santísima Madre,
me asistáis en esta necesidad tan grande:
(hacer la
petición)
porque creo firmemente
que Vuestra Divinidad puede socorrerme.
Espero con confianza
obtener Vuestra Santa
Gracia.
Os amo con todo mi corazón
y con todas las fuerzas de mi alma.
Me arrepiento sinceramente de mis pecados,
y os suplico, Oh mi buen Jesús,
me deis fuerza para triunfar al alejarme de ellos.
Tomo la resolución
de no ofenderos más,
y me ofrezco a Vos
en la disposición de sufrirlo todo
antes de
ofenderos y disgustaros.
Desde ahora quiero serviros con fidelidad.
Por Vuestro amor, Oh Divino Niño,
amaré a mis prójimos como a mi mismo.
Niño lleno de poder,
Oh Jesús, yo os suplico de nuevo,
me asistáis en esta circunstancia:
(repetir la
petición)
Hacedme la gracia
de poseeros eternamente,
junto a María y José,
y la de adoraros
con los Santos Ángeles de la Corte Celestial.
Así sea.
Rezar el Credo, la Salve y Gloria.
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