Santa de lo Imposible.
¡Oh Santa Patrona de los necesitados!,
Santa Rita,
cuyas plegarias ante el Divino Señor
son casi irresistibles,
quien por la generosidad en otorgar favores
has sido llamada Mediadora de los sin esperanza
e incluso de lo Imposible;
¡Santa Rita!,
tan humilde, tan pura,
tan mortificada, tan paciente
y de tan compadecido amor por Jesús Crucificado,
que podrías obtener de Él
cualquier cosa que le pidas.
A cuenta de esto recurrimos confiados a ti,
esperando, si no siempre alivio,
al menos consuelo.
Se favorable a nuestra petición,
mostrando el poder de Dios
a nombre de este suplicante,
se generosa con nosotros,
como lo has sido en tantos casos maravillosos,
para la más grande gloria de Dios,
por la divulgación de tu propia devoción,
y por el consuelo de aquellos que confían en ti:
Prometemos, si nuestra petición es concedida,
glorificar tu nombre,
informando del favor concedido,
para bendecir y cantar tus alabanzas por siempre.
Confiando entonces en los méritos
y poder ante el Sagrado Corazón de Jesús,
te rogamos:
Obten para nosotros nuestra petición:
(hacer la petición)
Por los singulares meritos de tu infancia,
por la perfecta unión con la Divina Voluntad
por los heroicos sufrimientos
durante tu vida de casada,
por el consuelo que experimentaste
con la conversión de tu esposo,
por el sacrificio de tus niños
antes de verlos ofender gravemente a Dios,
por tu milagrosa entrada al Convento,
por las austeras penitencias
y las sangrientas ofrendas tres veces al día,
por el sufrimiento causado por la herida que recibiste
con la espina del Salvador Crucificado;
por el amor divino que consumió tu Corazón,
por la notable devoción al Sagrado Sacramento,
con el cual exististe por cuatro años,
por la felicidad con la cual partiste de tus pruebas
para reunirte con el Divino Esposo,
por el ejemplo perfecto que diste a la gente
de cada estado de vida.
Santa de lo Imposible:
Supliquemos:
¡Oh Dios!,
Quien en tu infinita ternura has sido bondadoso
para escuchar la plegaria de Tu sierva,
Santa Rita,
y otorgas a su suplica
lo que es imposible a la vista,
conocimiento y esfuerzos,
en recompensa de su compadecido amor
y firme confianza en Tu promesa,
ten piedad en nuestra adversidad
y socorrenos en nuestras calamidades,
que el no creyente pueda saber
que Tu eres la recompensa del humilde,
la defensa de los sin esperanza,
y la fuerza de aquellos que confían en Ti,
a través de Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén.
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