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sábado, 8 de marzo de 2014

A LA VIRGEN PURA PARA PROTEGER A LAS NIÑAS MIENTRAS DUERMEN


 
La niña María - ¡qué gracia en su vuelo!-
paloma del cielo, al templo subía
y a Dios ofrecía el más puro don:
sagrario y mansión por él consagrada
y a él reservada en su corazón.


 ¡Oh blanca azucena!
 la Sabiduría su trono te hacía,
 
dorada patena, de la gracia llena,
llena de hermosura.

 Tu luz, Virgen pura,
niña inmaculada,
rasgue en alborada
nuestra noche oscura.



 Tu presentación, princesa María,
de paz y alegría llena el corazón.

 De Dios posesión y casa habitada,
eres la morada de la Trinidad.

 A su Majestad la gloria le sea dada:
Virgencita de todas las niñas
que estás en el cielo rogando por mí,
ven junto a mi cuna y acaríciame
tómame en tus brazos y acúname .
 
¿Quieres que a tu lado
la ropita cosa?
 
¿Quieres que a tu niño
le haga alguna cosa?
 
Dime, Virgencita, qué será de mí.
 
Por las noches, cuando esté dormida,
ven junto a mi cuna, ven y bésame,
con tu manto de nubes y estrellas
ven junto a mi cuna y acurrúcame.

Amén.


 
 
 
 

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