Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor.
Admiramos tu vida como fraile Capuchino,
como sacerdote y como testigo fiel de Cristo.
El dolor marcó tu vida
y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".
El amor te llevó a preocuparte por los enfermos,
a atraer a los pecadores,
a vivir profundamente
el misterio de la Eucaristía y del perdón.
Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida,
y sigues ahora en el cielo haciendo bien
e intercediendo por nosotros.
Queremos contar con tu ayuda.
Ruega por nosotros.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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