Señor Santo,
 Padre Omnipotente,
 Dios Eterno,
 por tu generosidad y la de tu Hijo,
 quien por mí padeció pasión y muerte,
 y por la excelentísima santidad de su Madre,
 y por los méritos de todos los santos:
 concédeme a mí,
 pecador e indigno de cualquier beneficio tuyo,
 que sólo a ti ame,
 que siempre tenga sed de tu amor,
 que continuamente tenga en el corazón
 el beneficio de la pasión,
 que reconozca mi miseria,
 que desee ser pisado
 y despreciado de todos;
 que sólo la culpa me entristezca.
 Amén.

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