aquel (aquella) a quien amas está
enfermo (a).
Tú lo puedes todo;
te pido humildemente que le
devuelvas la salud.
Pero, sin son otros tus
designios,
te pido le concedas la gracia
de sobrellevar cristianamente su
enfermedad.
En los caminos de Palestina
tratabas a los enfermos con tal
delicadeza
que todos venía a ti.
Dame esa misma dulzura,
ese tacto que es tan difícil de
tener
cuando se está sano.
Que yo sepa dominar mi
nerviosismo para no agobiarle,
que sepa sacrificar una parte de
mis ocupaciones
para acompañarles, si es su
deseo.
Yo estoy lleno de vida, Señor,
y te doy gracias por ello.
Pero haz que el sufrimiento de
los demás me santifique,
formándome en la abnegación y en
la caridad.
Amén
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