¡Oh gloriosa protectora nuestra, Santa Gema!,
tú que cruzaste este valle de lágrimas
sobre las punzantes espinas del infortunio,
experimentando toda suerte de trabajos y
dolores,
compadécete desde el encumbrado trono de
gloria,
que gozas en el cielo,
de quienes nos sentimos desfallecer
bajo el peso de la desgracia,
alcánzanos la salud de la persona amada
por la que te invocamos,
si ha de ser para mayor bien espiritual
de nuestras almas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh poderosa intercesora ante el trono de
Dios
abogada nuestra Santa Gema!,
por la ardiente caridad para con el prójimo
que inflamó tu pecho,
empujándote al alivio de todas las
necesidades
corporales y espirituales,
vuelve compasiva tu mirada hacia nosotros,
alcanzándonos con tus ruegos del Señor,
recupere la salud el ser querido
sobre el que invocamos,
confiados en tu valiosísimo patrocinio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh esclarecida taumaturga del siglo XX!,
admirable Santa Gema,
ya que el Señor te ha otorgado derramar,
sobre la Humanidad
doliente bondades y prodigios sin cuento,
intercede benignamente por nosotros,
alcanzándonos gozar jubilosos
el beneficio de la salud
que te suplicamos,
para gloria de Dios
y santificación de nuestras almas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
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